RUTA
Increíble ruta circular por los montes de catoira pasando por los molinos de agua de San cibran, algunos están reconstruidos, pasando por la ermita, justo al lado se encuentra el histórico curro donde se hacía antaño a rapa das bestas, pudiando ampliar la ruta bajando hacia los molinos de viento históricos y la laguna das pedras miudas para descansar e incluso bañarse. Además, en Catoira se pueden visitar las Torres del Oeste donde se hace el conocido desembarco vikingo.
ERMITA
San Cibrán es un santo muy venerado en Galicia. Patrón de numerosas parroquias, no son pocas las ermitas y capillas dedicadas a este santo. La de Dimo, Catoira, es una pequeña ermita de origen incierto, puesto que desconocemos tanto las razones de su emplazamiento como la fecha en que fue erigida. No obstante, atendiendo a su tipología es probable que su construcción se remonte al s. XVII.
La capilla, de una sola nave y con cubierta a dos aguas, está construida con muros de fábrica de sillarejo. Al interior del templo se accede mediante una puerta adintelada situada al suroeste. Sobre ella se sitúa un pequeño óculo que, junto a las cuatro ventanas laterales, proporciona una tenue iluminación interior. El presbiterio, que no se diferencia en planta de la nave, posee dos edificaciones adosadas. Entre ellas destaca la más antigua, la situada al oeste, debido a su pequeña espadaña. En esta ermita se celebra la romería de San Cibrán.
CRUCEIRO
Al sur de la ermita, en un lugar elevado, un interesante cruceiro de cuatro metros de altura preside el conjunto. Su construcción se remonta probablemente al siglo XVIII. Se trata de un cruceiro típico con plataforma de dos gradas, pedestal liso de planta cuadrada y pieza única, fuste octogonal, capitel de volutas y cruz figurada. Sobre esta última se representa, por un lado, a Cristo crucificado. Por el otro, la Virgen sostiene a Cristo muerto en su regazo.
CURRO
Asimismo, aquí se celebraba hasta hace no mucho tiempo la rapa das bestas de O Xiabre. Cada verano, los caballos salvajes eran bajados del monte e introducidos en el curro situado junto a la ermita. Allí, los aloitadores procedían a su clasificación, marcado a fuego y corte de las crines ante la atenta mirada de decenas de curiosos que se agolpaban en las gradas para disfrutar del espectáculo. Actuaelmente ya no se utiliza pero queda la estructura.