Las loberas son unas construcciones de origen probablemente prehistórico que tenían por objeto la captura del secular enemigo del hombre: el lobo. No son muy abundantes en la geografía española; y curiosamente buena parte de las que hoy se conservan se encuentran en el norte de la provincia burgalesa, especialmente en la zona más nororiental.
El método para capturar los abundantes lobos que poblaban los montes de Las Merindades consistía en realizar una batida con perros y ojeadores que conducían a los animales hasta la entrada de la lobera. Una vez dentro de la trampa, el lobo era azuzado desde unos refugios de piedra, llamados esperas o cabañuelas, para evitar su retroceso. Los muros del tramo final tenían una especie de alero para impedir el salto de los lobos en su último y desesperado intento de huída. Además el foso era tapado con ramas para que el lobo no pudiese detectarlo anticipadamente. Una vez en el foso el lobo era sometido a un simulacro de juicio popular en el que se le acusaba de todos los desmanes que había producido. Posteriormente su cadáver era paseado por todos los pueblos de la zona como testimonio de que había dejado de ser una amenaza.
Esta lobera se encuentra en un estado de conservación aceptable, pudiéndose apreciar sus estructura, muros y fosos, poco a poco engullidos por la naturaleza, que reclama lo suyo.