SANTA CRUZ APAIZAREN KOBA

La historia
Aramaio es un recóndito y bonito valle que atesora un sinfín de historias y leyendas. Muchas de ellas están más vinculadas a la rica mitología vasca que a la realidad, pero otras son hechos históricos contrastados, aunque resulten increíbles. Este es el caso de la Cueva del cura Santa Cruz, una pequeña oquedad situada en una de las agujas de Ipizte en la que se refugió un religioso carlista durante tres días de 1873.
La historia no tiene desperdicio. Su protagonista, el párroco Manuel Ignacio Santa Cruz y Loidi, conocido como “el cura Santa Cruz”, fue un sacerdote Guipuzcoano nacido en 1842 en un caserío de Elduayen. Realizó sus estudios de seminario en Vitoria, y ordenado sacerdote, en 1866 fue a Hernialde en su labor pastoral.

Se enroló en las filas de Carlos VII durante la tercera guerra carlista, para combatir la corrupción e inmoralidad de los últimos años de reinado de Isabel de Borbón. Admirador del general Zumalacárregui, formó su propia partida de guerrilleros y rápidamente se hizo famoso por su crueldad con los enemigos.

Portaba una bandera negra con dos tibias y una calavera, donde por un lado rezaba la frase “Guerra Sin Cuartel” y por el otro “Victoria o Muerte”. Después de varias vicisitudes, la bandera pasó al Museo de Recuerdos Históricos de Pamplona, donde fue colocada y expuesta en lugar de honor en la denominada “Sala del cura Santa Cruz” hasta su cierre definitivo en 1965.
En 2009, la bandera de Santa Cruz fue restaurada por la prestigiosa Fundación Real Fábrica de Tapices de Madrid, y estuvo expuesta al público en el Museo del Carlismo, de Estella, desde su inauguración en marzo de 2010 a diciembre de 2011.

La crueldad de Santa Cruz con enemigos e incluso aliados, acabó por volverse en su contra y fue condenado a muerte por los dos bandos. Su leyenda aumentó por ser una persona difícil de atrapar, las pocas veces que le apresaron supo fugarse y huir a Francia desde donde después volvía para reunir de nuevo su partida.

En 1973, fue apresado en Aramaio y recluido en el Ayuntamiento, pero cuando esperaban la llegada de Fernando Primo de Rivera (ministro de la guerra y tío del años más tarde dictador Miguel Primo de Rivera) para asistir a su ejecución, logró escapar descolgándose por una ventana. Herido en los tobillos, huyó del pueblo y escondido en el cauce del río fue socorrido por baserritarras del valle, quienes, ante su condición religiosa y desconocedores de sus fechorías, se apiadaron de él y no dudaron en refugiarle en la cueva Nardin Koba (también llamada Cueva de Garrizaga), situada en la base de una de las tres agujas que se desgajan de Ipizte hacia el valle. Un zagal, tocando la flauta como si llevara el rebaño, le traía la comida. Estuvo tres días escondido en esa cueva y consiguió huir a Francia.
Al final, en cruel paradoja, los carlistas se ensañaron con él, mientras los liberales reconocían que sin su figura la guerra no hubiera sido más que una simple insurrección, pero en su carácter aguerrido tenía todas las virtudes y defectos de un guerrillero. Odiado por unos y querido por otros, huyó a Francia desde donde pasó a Londres para ingresar en los Jesuitas e irse de misionero a Colombia, donde murió en 1926.

La cueva
No se trata de una gran caverna, sino que una vez llegados a la zona que marcan las coordenadas, casi invisible a nuestros ojos se esconde tras una grieta de la primera de las agujas, el agujero por el cual entró Manuel Ignacio Santa Cruz y Loidi para esconderse y salvarse de ser fusilado.


Es una pequeña grieta de no más de 30 cm de ancho y unos 50 cm de alta, por la que es difícil acceder con mochila. El acceso, más que difícil, es incómodo por ser unos 3 metros en bajada, con unas piedras puntiagudas que dificultan el paso.

La cueva en sí no es más que una pequeña cavidad de la montaña, abierta al valle de Aramaiona. En ella hay colocada una urna transparente de plástico, que contiene unas fotos del cura Santa Cruz, un libro y un rosario.



El caché
El contenedor, de tamaño pequeño, es una bolsa de plástico con cierre zip, en cuyo interior hay varias hojas a modo de logsheet, y varios objetos para intercambio (originalmente, una moneda de colección de 2 Escudos de la Armada Real Española, un avión de combate, un arbusto de plástico y una pegatina de Geocaching Canarias). Es necesario llevar material para escribir.
Actualización: Tras la desaparición del contenedor original, éste ha sido repuesto con una bolsa zip con un logsheet como único contenido.
Está escondido en el interior de la cueva, cerca de la urna (ver Spoiler2). Por favor déjalo igual o mejor camuflado de lo que lo encuentres.