ERASE UNA VEZ, ALLÁ POR LOS AÑOS 60, CUANDO TODAVÍA NO ESTABA DE MODA EL FACEBOOK NI SE DISPONIAN DE TANTO VEHICULOS, UNA ABUELA DE SUFLI, APODADA “ ISABEL LA MELLIZA”, MANDÓ A SU NIETA A BAYARQUE A QUE ACOMPAÑARA A SU AMIGA, PUES VINO A PASAR LA MAÑANA Y CON LA CONVERSACIÓN SE HABIA HECHO TARDE PARA QUE REGRESARA SOLA.
ZAIDA, QUE ASI SE LLAMABA LA NIETA, SALIÓ EFUSIVA DE CASA, PUES PARA ELLA ERA UNA AVENTURA. ANDARON LOS PRIMEROS METROS Y LLEGARON AL CRUCE DONDE SE DISPONIAN A ADENTRARSE EN LA RAMBLA. DE REPENTE, SE PARÓ A PENSAR QUE TENIA QUE HACER ALGO PARA NO PERDERSE EN SU REGRESO A CASA.
SE REGISTRÓ EN LOS BOLSILLOS Y NO LLEVABA NINGÚN PAPEL, LA AMIGA DE SU ABUELA SE ACABABA DE TERMINAR EL ÚLTIMO TROZO DE BIZCOCHO Y SOLO DISPONÍA DE UNAS CAJITAS EN SU MOCHILA DONDE GUARDABA BOLAS DE COLORES PARA HACER PULSERAS.
NO SE LO PENSÓ. EMPEZÓ A DEJAR SUS CAJITAS A LO LARGO DE TODA LA RAMBLA. CUANDO LLEGO A BAYARQUE, SE ENCONTRÓ CON UN HOMBRE DE SUFLI QUE SE OFRECIÓ A LLEVARLA, DE MANERA QUE TODAS SUS CAJITAS SIGUEN ESCONDIDAS EN ESTE LUGAR.