La Piedra Llorosa forma parte de una de esas historias negras de la Sevilla popular, un lugar simbólico que la mayoría desconoce al pasar por su lado.
Si vamos desde la Plaza del Museo hacia el hotel NH de Plaza de Armas, al final de la calle Alfonso XII a la derecha, nos encontraremos con una solitaria piedra blanca en el acerado justo delante de un muro desde donde se puede leer lo siguiente:
"Según la tradición popular,sobre este sillar,llamado desde
entonces La Piedra llorosa, se sentó a llorar amargamente
el 11 de Julio de 1857, el entonces alcalde de la cuidad al
contemplar, tras tratar de impedir sin éxito, el
fusilamiento de 82 jóvenes de Sevilla en la vecina Plaza de
Armas de El Campo de Marte.
El Ayuntamiento de Sevilla dedica este recuerdo en
memoria de la cívica actitud ejemplar de aquel alcalde y
como recordación futura contra la pena de muerte.
Sevilla, 1857-2008"
Para extender un poco más esta oscura historia nos remontaremos a mediados del siglo XIX. En aquel entonces gobernaba en España el general Narváez, bajo el reinado de Isabel II y tras el resultado de la primera guerra carlista por el ascenso al trono de reino, donde se enfrentaron los partidarios del infante Carlos María Isidro de Borbón y los partidarios de la ya mencionada Isabel, hija de Fernando VII.
En este contexto nacional, un grupo de jóvenes sevillanos con ideas liberales decidieron levantarse y alzarse en armas. Bajo el mando de un antiguo coronel retirado llamado Joaquín Serra, decidieron poner rumbo a Ronda realizando diversos hechos violentos por el camino. La incursión no duró mucho y en Benaoján (Málaga) fueron detenidos por las tropas isabelinas. En este hecho murieron 25 jóvenes del grupo y el resto vino de vuelta a Sevilla. Mientras desde Madrid, Narváez enviaría hacia la capital hispalense a un comisionado, Manuel Lassala y Solera, con total competencia militar y civil para resolver de una vez este pequeño conflicto.
Manuel Lassala no se anduvo con miramientos a pesar de la juventud del grupo de "insurgentes" y la sentencia fue dura y clara. Fusilamiento para los 82 jóvenes supervivientes en la Plaza de Armas de El Campo de Marte. Y así ocurrió, el 11 de julio de 1857.
Pero, ¿qué tiene que ver la piedra con todo esto?
Pues que ante este hecho aterrador, el entonces alcalde de la ciudad, García de Vinuesa, quiso impedirlo por todos los medios fallando en sus intentos. Ante la imposibilidad y la impotencia de que pudieran indultar a los jóvenes, el alcalde decidió volver a la ciudad para no ser testigo de la masacre. Y justo cuando caminaba por la antigua Puerta Real, se escucharon los redobles y al momento sonaron los tiros. Superado por la situación, el alcalde se sentó sobre esta blanca piedra y entre sollozos los alguaciles que le acompañaban le oían repetir una y otra vez:
-Pobre ciudad... pobre ciudad... pobre ciudad..
Triunfadores o perdedores estos chicos forman parte de la historia de esta ciudad y la Piedra Llorosa un emblema para su recuerdo.